martes, 10 de abril de 2012

¡Ole, ole y ole!

               Esta vez quería dedicar el post a algo que me pareció bastante gracioso. Simplemente me gustaría dar a conocer esto, porque me parece curioso,y la vedad es que al pensarlo suele cumplirse normalmente. Hace tiempo me preguntaba cómo era el día de un filósofo. Suponía que se pasaría todo el día pensando y algún día le llegaría una idea brillante. Esta idea es "de traca". 


                 Debió ser que aquel día, el filósofo en cuestión se levantó de su cama, como cualquier día normal,  y se le ocurrió la "brillante" idea. El tal Occam (así se llamaba el filósofo) postuló lo que se conoce como "La navaja de Occam"  (no sé si se cortó con una navaja o qué...) o también recibe el nombre de (ojo, atentos): "El principio de la máxima parsimonia"


...

                   Así me quedé cuando oí el título; sin palabras, sólo risa. 


                 Este principio dice que "la explicación más simple es siempre la más probable". Esa fue la idea del tal Occam y por ello se le conoce. De mayor quiero ser filósofo, como Occam, para dar un nombre curioso a una idea sencilla y ser recordado por los siglos de los siglos. 

"Se debe hacer todo tan sencillo como sea posible, pero no más sencillo."
Albert Einstein


Álvaro M. 

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