domingo, 25 de marzo de 2012

No conocer es ser feliz


            Hace un tiempo, en una visita al zoo, recuerdo que mi hermano me dijo: “Me dan pena estos animales, están ahí encerrados”. Tras haberle dado un par de vueltas le respondí que, en realidad, estaba seguro de que eran los animales más felices del mundo: no afrontaban peligros, les daban la comida, habitaban en un ecosistema limpio y, lo más importante, no conocían nada del mundo salvaje ya que habían nacido en el zoo y, por tanto, no podían envidiar nada.
            
            A esto mi hermano respondió: “Imagínate que naces en una selva, unos lobos te crían y cuando creces, sales al mundo exterior, a la civilización. ¿Cómo serías más feliz: en el mundo real lleno de competencia y problemas, o en la selva, con una “venda” en los ojos para no ver el mundo real?” Después de este pequeño debate, aplique el dilema al mundo humano. Si naciéramos en una cárcel, no conociéramos lo que hay fuera, si no conociésemos la verdad y viviéramos engañados y nunca nadie nos lo dijera, ¿Seríamos capaces de ser felices?

                La conclusión a la que llegué es que se podría ser feliz, ya que nos parecería normal habitar en esa cárcel. Allí nos darían la comida, nos facilitarían la vida, tendríamos compañía (no mucha, pero sí que tendríamos) y al no conocer lo de fuera, no tendríamos que preocuparnos. Esto explica que mucha gente, prefiera permanecer con esa “venda” en los ojos ante ciertas situaciones (chequeos médicos, análisis…). Así, a pesar de vivir engañados, creo que consiguen llegar a un estado en el que, en el fondo, “¿qué importa la verdad mientras pueda ser feliz sin ella?“

“La felicidad no existe. Lo único que existe es el deseo de ser feliz.”
Antón Pávlovich Chéjov

Álvaro M. 

sábado, 24 de marzo de 2012

La bondad de la mentira


     El otro dia, en uno de mis largos paseos de autobús, me pregunté qué es lo que hay en la mentira que hace que todos los seres humanos tengamos un concepto muy negativo de ella.

     Empecé por el principio, asumí que la mentira es la ausencia de verdad (por lo que ocultar la verdad también es mentir). Pero creo que todos recordamos esa famosa frase de : " Solo hay que decir la verdad a quien merece saberla"

      Así vemos que ya desde hace tiempo, se nos anima (implícitamente) a mentir. He llegado a la conclusión de que hay veces en que la verdad duele, y puede llegar a hacer mucho daño. En estos casos personalmente opino que seria ético recurrir a las mentiras piadosas (por ejemplo, un medico cuando le da un "placebo" a su paciente).  

      El gran problema de esta conclusión es obvio: ¿Quien decide cuando se debe mentir "piadosamente" y cuando se debe decir la verdad? El daño no es medible en una escala. En los casos de duda pienso que se debería decir la verdad: hay veces que una verdad puede hacer daño, pero también puede hacerte ver la realidad y eso es mejor que vivir engañado y no afrontar las cosas. 


Nuestro problema no es la ignorancia; es sólo que sabemos demasiadas cosas que no son verdad."   
 Josh Billings


Un poco sobre mí.

           
        Aqui va algo sobre mí. Soy Álvaro Mingote, un alumno de 17 años del colegio Retamar, que está acogido al programa de BI. Para la asignatura de filosofía, nos han mandado un blog en el que debemos publicar entradas con reflexiones propias que tengan que ver con la teoría del conocimiento. Por eso voy a numerar las entradas, para que sean más fáciles de corregir. Incorporo la posibilidad de seguir el blog por mail, para que cuando se publique algo se notifique. 

             Espero que no aburran mucho mis entradas, ya que son reflexiones personales en su mayoría. También está la posibilidad de dejar un comentario si se quiere. Por ahora esto es todo.