miércoles, 4 de julio de 2012

Una sonrisa inteligente

Pues sí, efectivamente; creo que voy a continuar con el presente blog. ¿La razón? No sé, tal vez es que es una forma de recordarme a mi mismo quién soy, o cómo decía aquel filósofo griego "de dónde vengo y a donde voy". 

Pues bien, hoy he estado acompañando a mi hermano pequeño a vacunarse a un centro de salud en el que estaba su pediatra. Hasta ahí todo normal, y eso que yo iba "de rebote" pues no tenía planeado ir. Sin embargo, ha habido algo que me ha llamado mucho la atención. Hemos entrado en la consulta (toda la familia, a lo grande, como siempre) pero esta vez ha ocurrido algo distinto. La doctora (que sustituía al pediatra de mi hermano) ¡¡nos sonrió!!


Sé que parece una tontería pero pensadlo: ¿Cuántos médicos a los que habéis ido os han sonreído al entrar? (no hablemos de las típicas enfermeras recepcionistas...) Creo que hoy he recibido una lección que me marcará como (futuro) médico.  Y dándole vueltas a esto he pensado cómo cambia la actitud del paciente con esta sonrisa; podréis creerlo o no, pero mi hermano (de 4 años de edad) no ha echado ni una lágrima a pesar de las 2 vacunas.

Y es entonces cuando han venido a mi frágil memoria aquellas fugaces palabras de mi abuelo, que me decía cuando era pequeño: 

"Álvaro acércate, ven aquí. A mí no me importa lo que quieras ser, pero de lo que seas, ¡me gustaría que fueras bueno en eso! Tal vez no tengas mucha suerte, y alomejor te conviertes en basurero; pues ¿sabes qué? Ni una de las estrellas del cielo dejará de sonreír si eres un buen basurero. Me sentiría orgulloso de mi nieto, que no sólo sabe hacer un trabajo, sino que le pone todo su afán. Y es que debes recordar siempre Álvaro que el más inteligente no es el más listo, sino el que mejor se adapta a las circunstancias que le rodean"

"Es más fácil obtener lo que se desea con una sonrisa que con la punta de una espada" 

William Shakespeare

Álvaro Mingote

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